viernes, 23 de mayo de 2014

Origen del deporte

¿No os habéis preguntado de donde viene esto de hacer deporte? Yo, como me lo cuestiono todo, me he puesto a investigar un poco... Así que aquí os dejo unas cuantas de cosas realmente curiosas sobre el deporte tal como lo entendemos hoy día

Bueno, pues parece ser que el germen del deporte moderno nació en Inglaterra, de la mano del clérigo y pedagogo Thomas Arnold (1785 - 1842), director del Colegio de Rugby en la primera mitad del siglo XIX, quien quiso fomentar la afición por los juegos reglamentados como método para desarrollar la solidaridad, la competitividad y el “juego limpio” entre sus alumnos.

Pero dejando a un lado anécdotas circunstanciales, el deporte tal y como hoy lo concebimos, surgió y se consolidó en todo el mundo a finales del siglo XIX debido a fenómenos sociales, de clase, muy concretos. Demos la palabra al historiador Eric Hobsbawm y su libro ‘La Era del imperio (1875-1914)’: “El principal objetivo de la nueva pequeña burguesía era el de distinguirse de la clase obrera (…)” “La segregación residencial –casi siempre en un barrio adecuado- era una forma de estructurar a esas masas de vida confortable en un grupo social. Como hemos visto, la educación era otro procedimiento. Ambos aspectos estaban vinculados por una práctica que se institucionalizó en el último cuarto del siglo XIX: el deporte. Formalizado en ese periodo en el Reino Unido, que aportó el modelo y el léxico, se extendió como la pólvora a otros países. En un principio, su forma moderna estaba asociada con la clase media y no necesariamente con la alta. En ocasiones, los jóvenes aristócratas podían intentar algún tipo de hazaña física, pero su especialidad era el ejercicio relacionado con la monta, muerte o ataque de animales o personas: la caza y pesca, el tiro al blanco, las carreras de caballos, la esgrima… De hecho, en el Reino Unido, la palabra deporte se reservaba originalmente para este tipo de actividades, mientras que los juegos y pruebas físicas que ahora llamamos deporte eran calificados como ‘pasatiempos’. Como de costumbre, la burguesía no solo adoptó sino que transformó formas de vida aristocráticas.”

“Los nuevos deportes llegaron también a la clase obrera, y ya antes de 1914 algunos de ellos eran practicados con entusiasmo por los trabajadores –en el Reino Unido eran aproximadamente medio millón los que practicaban el fútbol- y eran contemplados y seguidos con pasión por las multitudes. Este hecho otorgó al deporte un criterio intrínseco de clase, el amateurismo, o más bien la prohibición o segregación estricta de casta de los ‘profesionales’. Ningún amateur podía sobresalir auténticamente en el deporte a menos que pudiera dedicarle mucho más tiempo de lo que era factible para las clases trabajadoras, salvo que recibieran un dinero por practicarlo. Los deportes que llegaron a ser más característicos de la clase media, como el tenis, el rugby, el fútbol americano (…) rechazaban tenazmente el profesionalismo. El ideal amateur, que tenía la ventaja adicional de unir a la clase media y a la nobleza, se encarnó en la nueva institución de los Juegos Olímpicos (1896), creación de un admirador francés del sistema británico de escuelas privadas.

“Que el deporte era considerado como un elemento importante para la formación de una nueva clase dirigente según el modelo del ‘caballero’ burgués británico de escuela privada resulta evidente por el papel que correspondió a las escuelas en su introducción en el continente. (Frecuentemente, los futuros clubes profesionales de fútbol estaban formados por equipos de trabajadores y del personal directivo de empresas británicas asentadas en el extranjero.) Es indudable también que el deporte tenía una vena patriótica e incluso militarista. Pero también sirvió para crear nuevos modelos de vida y cohesión en la clase media. El tenis, que comenzó a practicarse en 1873, no tardó en convertirse en el juego por excelencia de los distritos de clase media, en gran medida porque podían practicarlo miembros de ambos sexos y, por lo tanto, constituía un medio para hacer amigos que no habían sido presentados por la familia (...) El alpinismo, el nuevo deporte del ciclismo (que se convirtió en el primer deporte de masas entre las clases trabajadoras del continente) y los más tardíos deportes de invierno, precedidos por el patinaje, también se beneficiaron de forma importante de la atracción de los sexos y, por esa razón, desempeñaron un papel importante en la emancipación de la mujer.”

“También los clubes de golf desempeñarían un papel importante en el mundo masculino anglosajón entre las profesiones liberales y hombres de negocio de clase media (...) Antes de 1889 solo existían dos campos de golf en todo Yorkshire. Entre 1890 y 1895 se inauguraron un total de 29. De hecho, la extraordinaria rapidez con que todas las formas de deporte organizado conquistaron toda la sociedad burguesa entre 1870 y los primeros años del siglo XX parece indicar que el deporte venía a satisfacer una necesidad mucho más amplia que la del ejercicio al aire libre [¿el aumento del ocio por la reducción de la jornada laboral?]. Paradójicamente, al menos en el Reino Unido, en la misma época surgieron un proletariado industrial y una nueva burguesía o clase media conscientes de su identidad, y que se definían frente a las demás clases, mediante formas y estilos colectivos de vida y de actuación. El deporte, creación de la clase media transformada en dos vertientes claramente identificadas por la clase [media-alta y media-baja], fue una de las formas más importantes de conseguir ese objetivo.”

Fuente: El desván memético

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